PRÓXIMA PUBLICACIÓN: Si el universo no quiere, no vamos a llevarle la contra. Así que estaremos un pequeño periodo de unos 15 días sin publicaciones. Un saludo de Venerdi y Noelia.

26 de noviembre de 2012

Volveré a llamarte

Esa noche no pude dormir. Estaba muy nerviosa. Ya había tenido otras citas antes, claro, pero aquella vez sería diferente. Por una parte, ninguno me había importado tanto como él antes de quedar y, además, tenía la desventaja de que no iba a ser en mi ciudad, sino en la suya, un lugar desconocido para mí. ¡Qué demonios! Ni siquiera estaba segura de que a aquello se le pudiera llamar cita...

Yo, que no soy muy de preocuparme por mi aspecto, pasé la noche pensando qué ponerme. Sabía, casi con certeza, que él aparecería de traje y debía estar a la altura de las circunstancias.

Finalmente escogí un vestido azul muy elegante con unos discretos zapatos de tacón y una americana negra.
 
Cuando sonó el despertador, ya llevaba rato esperándolo. Salté de la cama y fui directa a la ducha. Ya que tenía tiempo, llené la bañera de agua con espuma.
 
Una vez estaba suficientemente arrugada, solté el tapón y me quedé hasta que se coló toda el agua. Me di crema por el cuerpo, me eché colonia y me vestí.
 
Metí el móvil, la cartera y las llaves en el bolso y me aseguré de haber metido la reserva del hotel, con cena incluida. Subí al coche para ir a la estación y, al arrancar, noté que me temblaba la pierna sobre el embrague y temí que se me calara el coche.
 
Conseguí llegar sin problemas y subí al tren que me separaba algo más de cuatro horas de mi destino. En cuanto emprendió la marcha, saqué el libro que había metido al bolso y me puse a leer. Cogí uno corto aposta, para que no pesara, y me dio tiempo a leerlo entero y mirar largos ratos por la ventana cómo el paisaje pasaba a toda velocidad.
 
Eran pasadas las 9 y media de la tarde cuando el tren paró en la estación de Alicante. Entré al edificio y busqué a Carlos con la mirada. Tardé en encontrarle, estaba sentado en un banco, al parecer sumido en sus pensamientos, pues no se había dado cuenta de que mi tren ya había llegado.
 
Respiré hondo para tranquilizarme y me acerqué a él con decisión. Me vio cuando apenas estaba a un par de metros y se levantó. En realidad, posiblemente se estuviera haciendo el despistado. Me dio dos besos y me miró a los ojos, intentando averiguar si estaba tan nerviosa como él.
 
-¿Qué tal el viaje? –preguntó por fin. Su voz era una de las cosas que más me gustaban y escucharla en persona hizo que un escalofrío recorriera mi espalda.
 
-No se me ha hecho especialmente largo –había empezado a caminar mientras le respondía-. ¿Vamos al hotel?
 
-Supongo que tendrás hambre y la reserva es dentro de media hora.
 
Llegamos unos diez minutos antes de la hora acordada con el restaurante del hotel y tuvimos que esperar un poco hasta que nos dieron mesa.
 
La cena fue exquisita, acompañada de un buen vino y de una mejor conversación. Alargamos bastante la sobremesa, hasta que prácticamente todos los clientes se habían ido del restaurante.
 
-Se está haciendo un poco tarde... Supongo que estarás cansada –miré al reloj.
 
Me acompañó a la puerta de la habitación y me besó. Llevaba toda la noche esperando una señal, algo que me hiciese pensar que pasaría algo esa noche, y por fin llegó el beso.
 
-¿Tomamos la última en la habitación? –pregunté.
 
Él aceptó y entró al cuarto de baño mientras yo servía un par de copas. Me quité los zapatos y le esperé sentada encima de la cama, con la copa en la mano.
 
Bebimos rápido y volvió a besarme. Me bajó la cremallera del vestido. Me desnudó despacio mientras besaba cada milímetro de mi cuerpo y, finalmente, me hizo el amor varias veces.
 
Nos quedamos dormidos abrazados y, cuando desperté, ya no estaba. Me di una ducha fría esperando que sólo hubiese ido a desayunar y encontrarle cuando saliera, pero lo único que encontré fue un billete de 100 euros sobre una nota que decía “Volveré a llamarte”.

Noelia. 26 de Noviembre de 2012.

7 comentarios:

  1. Aparentemente tenemos un relato sencillo, pero como no me creo que lo sea, comienzo a analizar línea por línea. Tiene que haber algo más, quizá dejando un rastro de pistas que sienten las bases de su continuación. Sí, esa continuación que siempre pido y el autor nunca concede.

    Pues bien, en primer lugar tenemos a una mujer que tiene verdadero interés en conocer a alguien, estando dispuesta incluso a realizar un viaje de cuatro horas para verle. En el bolso mete la reserva del hotel en el que han quedado, un detalle que será significativo más adelante.

    Por otro lado, una vez que se encuentran, comenta que su voz era de las cosas que más le gustan de él, con lo que ya la había escuchado, pero sin embargo, esa es la primera vez que se ven en persona, por tanto ambos personajes charlaron con anterioridad por teléfono… o mediante vídeo llamada, opción que es más probable. Por tanto tenemos, casi con total certeza, que se han conocido por internet. ¿En serio alguien realiza un viaje tal únicamente para una cena y una noche de pasión con alguien a quien conoce sólo de chatear? Seguro que es para algo más...

    Una vez llegan al hotel, nos cuentan que tienen que esperar a que les den mesa, pero… aquí es donde recordamos que tenían reserva en el hotel con cena incluida… Y ahí tenemos la primera y más irrebatible paradoja que, por supuesto, no es casual, algo tiene que significar.

    Y por último tenemos la escena final, cuando ella se despierta a la mañana siguiente y se encuentra con una nota… ¡y nada menos que un billete de 100 euros! Y ahora la pregunta es: ¿en concepto de qué son esos 100 euros? Porque el hotel estaba ya pagado con la reserva (si el desembolso no se realizó directamente por internet se tuvo que hacer antes de servirse la cena, no hay otra opción). Esto también nos introduce la incógnita de quién es él. Porque obviamente un “verde” de 100 no está al alcance de la inmensa mayoría de personas (más teniendo en cuenta que la historia se ambienta en la decadente España de la época actual).

    Con todo ello tenemos que llegar a la conclusión de que él es un hombre adinerado. Sin embargo la reserva de hotel la ha pagado la chica. Algo realmente extraño… Se nos presenta, pues, la remota y quizá demasiado enrevesada, pero contingente posibilidad de que ella sea prostituta o “chica de compañía” (explicación posible para esos misteriosos 100 euros). Aunque quizá el billete fuese únicamente para… cubrir su próxima reserva de hotel, en lo que será una segunda cita que, desde luego, espero que nos narres, resolviéndonos todas las incógnitas dejadas en este “Volveré a llamarte”.

    Y pensarás: “¿eran necesarias todas estas elucubraciones?”. Pero si reflexionas un instante, te responderás a ti misma: “viniendo de quien vienen, evidentemente, sí”.

    Un beso para mi escritora favorita.

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  2. Bueno, para mi la explicación más pausible es un juego de equívocos dando a entender una cita normal cuando en realidad es el encuentro de una prostituta que accede a desplazarse porque le ha atraido su cliente, supongo que expuesta como cualquier otro a la atracción que se genera a través de la red (la reserva entiendo que la pagó él y ella tenía el justificante)
    Durante todo el relato el juego de equívocos es evidente: "ni siquiera estaba segura de que a aquello se le pudiera llamar cita", la reserva del hotel, que no necesita justificante alguno puesto que con haber pagado y presentar el carnet sirve, cuando dice que llevaba toda la noche esperando una señal....
    La otra interpretación posible es que ella supusiera que acudia a una cita y él que a una transacción carnal, perdería el encanto de los equívocos pero el golpe final sería igualmente impactante para el lector.
    Que hable la autora.

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  3. Pero que chicos mas requetébuscaos! Yo lo que he entendido es simplemente dos personas que se conocen de la red y que se atraen y por eso hace el viaje. Vaya,almenos yo me iria de cabeza a pasar una noche de sexo con un chico con la voz bonita. 4horas de viaje... La aventura me puede compensar. Que el chico le deje 100euros en la mesa? A resultado ser un putero. Y en cuanto a las contradicciones del texto, quiza un descuido de la autora. Tu que nos dices, Noelia?

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  4. Bueno, bueno, veo que esta vez he generado polémica. Eso me gusta. Y me gusta, sobretodo, porque veo muchas interpretaciones diferentes... Y distintas también de la que yo había dado en un primer momento.

    Quien más se acerca a mi interpretación inicial es Lucía, pero me han encantado los análisis que me habéis hecho, tanto Gonzalo como Ender, y veo mi propio relato con otros ojos. Intentad abriros a todas las visiones posibles, pero os pido que no os quedéis con la mía, sino con vuestra favorita.

    Muchas gracias por los comentarios, esta vez han sido muy sustanciales, ya podrían ser siempre así.

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  5. La verdad es que yo también he pensado inicialmente, al llegar al detalle final de los cien euros, que se trataba de una puta. Pero luego he creído que él tenía la intención de ofenderla, dejando los cien euros como si la estuviera insultando.

    Lo que me ha gustado menos son los lugares comunes - el vestido, el baño, los tacones, el estilo elegante -. La verdad es que estaba imaginando que el relato terminaría con un crimen. El hecho de que el desarrollo sea algo confuso, quizá pueda ser intencional, ¿no es así?

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  6. Este relato se me escapó y ahora vuelvo a él. Que no se diga. Me gusta como el relato va llevando al lector por los detalles y preparativos. Es un relato de prolegómenos, de preparación, de pequeños gestos que van llevando hacia el final. No hay más que ver que ni siquiera se nos cuenta el sexo cuando al final era llegar hasta a él. Y después, tras la ducha fría, un jarro de agua fría. "Volveré a llamarte" y nos dejas tirados a esas muchas interpretaciones, al vacío que él deja, sin más.

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  7. No te preocupes, Dani. A mí se me pasaron muchos, y ahora estoy haciendo ronda.

    Me alegro de que me comentes y me leas, aunque sea más tarde (que no simplemente tarde). Me alegra también que te guste el relato, aunque tú no te atrevas con tu propia interpretación.

    Un saludo.

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