Todo es una cuestión de anatomía.
Si en ese preciso momento yo estaba esperando en el restaurante, con el cigarro apagado entre los dedos, asqueado con la vida y tirándome de la barba, se debía, a fin de cuentas, a que la anatomía lo exige y, por lo tanto, y llegados a este punto, ya poco se puede hacer para remediarlo...
Este relato forma parte de la recopilación "Sin respiración" publicada por Laboratorio Editorial TusRelatos SL. Para leerlo puedes comprar el ebook en Amazon haciendo clic sobre la imagen:
Me ha gustado mucho tu forma de narrar y los flashbacks tan potentes que has utilizado. Ya te tengo controlado y te puedo leer:)
ResponderEliminarSaludos
Muchas gracias por pasarte por aquí y dejar un comentario, Lola Molina. Nos iremos viendo por los blogs. Un saludo.
ResponderEliminarCuando lea el relato Gonzalo seguro que le encanta, por ese vuelo cinematográfico de una escena a otra. El relato es delicioso y nos atrapa desde las primeras frases. Acaso las dos horas sean excesivas, pero la espera finalmente merece la pena, con creces. En algunos momentos de esas idas y venidas por el tiempo me hace recordar una serie sobre el universo que hizo Carl Sagan. Las secuencias visuales están muy conseguidas y no tienen desperdicio, la rueda de la vida girando sin cesar. Pero para que la anatomía giré en las esferas y en los cuerpos, en los partos y en los besos, para que toda esa armonia suba y baje y nos haga estremecer de pasión o incluso de miedo, necesita de la magia, de esa misma que alimenta este relato tan vital y visual.
ResponderEliminarLa primera vez que leí este relato estaba borracha. En ese momento de excitación hacía todo, me pareció cojonudo. Ahora, con menos grados en vena ya soy capaz de decirte que me ha encantado como has utilizado la anatomía , destino o las causalidades como las piezas de ese puzzle que encajan perfectas. Si algo hubiera cambiado por mínimo que fuera, lo mas posible es que el resultado obtenido sería otro distinto.
ResponderEliminarY que decir del protagonista... porfín a podido eyacular después de tanto, tantisimo tiempo. jaja.
Es la tercera o la cuarta vez (ya no lo sé) que leo este relato. Esta vez lo he leído en voz alta, por hacer el experimento. Porque las veces anteriores, sobretodo al principio, sentía la necesidad de ponerle la voz del narrador del principio de Amelie. Y sí, al leerlo en alto también lo he hecho. Se va perdiendo hacia la mitad del relato, pero el principio es "muy Amelie".
ResponderEliminarCoincido con los anteriores comentarios en lo visual del relato. Yo lo he visto casi como un corto cinematográfico, tengo una imagen para cada escena del relato, y eso es algo que me fascina. Incluso veo los planetas girando hacia atrás y casi soy capaz de escuchar a Louis Armstrong del revés.
Es curioso ver todas las cosas que han de sincronizarse para que uno de tus personajes sea capaz de correrse a la vez que su pareja. Y después de todo el sufrimiento, de todo lo que le ha costado conseguir correrse, el tío va y se pone a reflexionar sobre todo ello, echando la vista miles de años atrás.
Tus personajes son tipos curiosos, como tú.