PRÓXIMA PUBLICACIÓN: Si el universo no quiere, no vamos a llevarle la contra. Así que estaremos un pequeño periodo de unos 15 días sin publicaciones. Un saludo de Venerdi y Noelia.

22 de enero de 2013

Paula

Se retiró el pelo grasiento de la cara. Laura tenía razón, no podía seguir así eternamente. Llevaba meses casi sin salir de casa, tirada en el sofá viendo películas estúpidas o durmiendo; comía gracias al Telepizza de la esquina y sólo se duchaba si su propio olor le producía arcadas.

En una décima de segundo todas estas imágenes pasaron por su cabeza y se dio cuenta de que no podía seguir así. Una conexión hizo chispa en su cerebro y vislumbró todo lo que Laura había estado intentando decirle todo este tiempo. No podía estar toda su vida anclada al hecho de que Marc se  hubiese acostado con otra.

Siempre le habían gustado más las mujeres, pero era tan tonta que siempre acababa enamorándose de hombres. De hombres inmaduros e insensibles que siempre acababan jodiéndolo todo.

Fue quitándose la ropa roñosa de camino a la ducha, con más tentación de tirarla a la basura que al cesto de la ropa sucia. Encendió el agua caliente a tope y estuvo más de media hora en la ducha, mientras un sinfín de pensamientos trascendentales cruzaba su mente.

Se recortó las puntas abiertas y se secó el pelo delicadamente, se hizo la cera en las piernas y en las axilas, se dio crema hidratante por todo el cuerpo y se echó desodorante. Ahora parecía una persona decente. Desnuda, eso sí, pero decente.

Decidió llamar a Laura antes de vestirse, por si estaba ocupada, así que se envolvió en un albornoz muy blanco y marcó el 1 en el teléfono inalámbrico. Era el primer número que tenía en la memoria desde que se mudó a aquel piso.

-Soy Laura, en este momento no estoy en casa o no me ha dado tiempo a cogerlo. Deja tu mensaje después de la señal. Piii.

-Laura, soy yo. Tu contestador dice que no estás en casa o que no te ha dado tiempo a cogerlo. Espero que sea la segunda opción. Me estoy arreglando y voy para tu casa, en media hora estaré allí. Si escuchas esto dame un toque.

Mientras se ponía las medias sonó el teléfono. Perfecto, sólo un toque. Era Laura, había recibido su mensaje. Quería estar guapa para la ocasión, así que había elegido su vestido favorito. Era corto y de tela elástica, muy ajustado. El escote redondo, junto al color rojo del vestido, le hacían sentirse sensual.

Faltaba el último toque: el maquillaje. Sombra de ojos de un color claro, raya negra y rímel y, por último, rojo carmesí en los labios.

Escogió la chaqueta y los zapatos negros y cogió un bolso a juego y salió de casa, dispuesta a romper con la absurda rutina autoimpuesta los últimos meses.

Cruzó la calle casi corriendo, Laura vivía muy cerca, y ya tenía ganas de ver su cara cuando viese que realmente se había arreglado y tenía ganas de salir de casa.

Tardó menos de cinco minutos en llegar y llamó a la puerta. Laura se había dado prisa en arreglarse y estaba preciosa. Un escalofrío recorrió la espalda de Paula al verla y, sin pensar, besó a Laura.

No hubo resistencia, aunque tampoco dio mucho tiempo. El beso fue corto y las dos se quedaron mirando largo rato sin decir nada. La puerta seguía abierta y Paula aún tenía en la mano el bolso y la chaqueta. Laura estaba descalza y aun así Paula le sacaba apenas un par de centímetros. Cerró la puerta, cogió a Paula de la mano y la arrastró al sofá. Allí sentadas siguieron mirándose hasta que Laura, sin decir nada, dio el segundo beso.

Ninguna pronunció una sola palabra. Sólo fueron, en silencio, deshaciendo lentamente lo que habían hecho cada una en su casa. Desnudándose sin prisa, acariciando sus cuerpos. Besándose sin parar por cada recoveco.

Paula aprovechó una escapada de Laura al baño para coger un par de velas y encenderlas en la habitación. Sabía dónde estaban porque aquel había sido también su piso un par de años atrás, antes de que ocurriese todo lo de Marc.

Laura exploró por primera vez tantos rincones que perdió la cuenta. Se dejó llevar por la experiencia de Paula y las dos juntas alcanzaron el Nirvana. Estuvieron toda la noche dándose placer, sin decir una sola palabra. Las palabras sobraban. Sus miradas y sus caricias hablaban solas.

Ambas deseaban que aquello ocurriese, aunque ninguna fue consciente de su deseo hasta aquel primer beso en la entrada.

De repente se borraron todos los recuerdos de Marc y el resto de personas que habían pasado por sus vidas. Se borraron todos los malos momentos de su pasado, y sólo quedaban ellas dos y el roce de sus cuerpos.

Noelia. 21 de Enero de 2013.

4 comentarios:

  1. Me ha gustado. Ya te lo he dicho en alguna otra ocasión, tienes una forma de exponer los acontecimientos que hacen imaginar la escena al lector de forma casi palpable. Pero la clave está en que no lo haces narrando al detalle absolutamente todo, sino sugiriendo y haciendo imaginar a cada cual esos aspectos que engloban cada acción, formando la historia en su mente y rellenando los vacíos narrativos con su propia imaginación. Eso es magia.

    ResponderEliminar
  2. Pues nunca es tarde si la dicha es buena. Eroticamente tierno, nos deslizas por el relato empatizándonos con lo que en él sucede. Elegante, diría yo de esta entrega.

    ResponderEliminar
  3. Si que tiene ese toque tierno del que habla Ender. A mi me ha sabido a inocencia y a deseo consciente. A veces cuesta encontrar lo que somos,entre todo ese ejercito que intenta limitar lo que es el amor. Aunque te convierta en traidor, somos muchos mas los soñadores.
    Se nota que lo has pasado en grande escribiéndolo en el resultado final Espero que sigas dándonos mas de eso.

    ResponderEliminar
  4. Nos la debías y nos la has dado. De una forma más tierna (qué exacto que es ender) pero ha llegado. Me refiero a esa escena de sexo lésbico que te saltaste en "El triunfo de Baco". Aquí no llega a aparecer con la brutalidad que tendría entonces, basada en el propio fracaso, la huida hacia delante, drogas, miedo... Aquí, en cambio, vemos una sencillez casi adolescente. Un primer beso descrito de una forma tan simple y después esa miradas cargadas de cuestiones, de dudas, de curiosidad. Y poco después, con la misma sencillez, llega un segundo beso. No se nos describe el sexo, lo dejas intuirse y es de agradecer después de practicarlo tanto (el describirlo, me refiero, y más de formas demasiado crudas). De nuevo aplaudo la mesura de esos prolegómenos (como en "Volveré a llamarte")que para mí son muy tuyos y con los que te manejas muy bien. Pedía un relato largo y éste, sin ser realmente largo, tiene mucha historia detrás porque partes de unos hechos que ya han ocurrido y describes las consecuencias. Muy buen relato. Ahora a ver qué nos trae la esperadísima colaboración de Bú.

    ResponderEliminar