PRÓXIMA PUBLICACIÓN: Si el universo no quiere, no vamos a llevarle la contra. Así que estaremos un pequeño periodo de unos 15 días sin publicaciones. Un saludo de Venerdi y Noelia.

27 de marzo de 2013

Cosas

Me encontré con ellos en medio de las Ramblas. Él ya me había dicho que salía con una nueva chica, e iban cogidos de la mano.
-Lucía, que casualidad. – dijo.- Esta es Lidia. –Le sonreí sin tenderle la mano.
-Así que esta es tu antigua novia ¿la que escribía, no?
-Si, esta es. –le contestó.
-Ah. –dijo mirándome con lastima. –He leído cosa tuyas. Podrías escribir cosas mucho más bonitas. Algunas hacen pensar que te cortarás las venas tarde o temprano.
-¿Tú que haces? –le dije.
-Ahora mismo no hago nada. Me he mudado hace poco a vivir con él- le señaló. – y estoy buscando trabajo.
-Oh, vaya.
-Le gustan los animales y colabora con Green Peace. Me enseña muchas cosas. –Soltó Eric.
-¿Sí? ¿Tienes alguna mascota?
-No ninguna. Pero estoy ahí al frente del timón, ya sabes, aportando cosas.-dijo.
Nos despedimos y seguimos nuestro camino tras el punto exacto en el que nos habíamos cruzado.  Esa tarde hacía calor y todos los guiris se paraban en los puestos de animales a hacer fotos y comprar pájaros. Recuerdo que ese odia los odie a ellos y a ese camino más que nunca.Seguí bajando hasta llegar al puerto, escribí un par de poemas y luego entré en el bar a tomar un café.
-What'll you have?- me preguntó la camarera con costumbre.
- Uno largo y con leche.
Pensé en el tiempo que me había pasado trabajando en esa zona, consiguiendo un perfecto inglés. No necesitábamos coger un avión en verano, Inglaterra ya se encargaba de venir aquí, en forma de tipos quemados diciendo pocas veces “you are a wellcome”. Siempre había vivido en la periferia, donde lo que te encuentras es gente que habla en calé y vendedores de perfumes falsos ambulantes, y no terminaba de acostumbrarme al glamour que el centro quería hacer ver que tenía.
Salí del bar cuando el Sol empezaba a irse. Comencé el mismo camino esta vez de subida hacía la línea verde del metro.
-Hello pretty! Want a free shot?
Un tipo que repartía flyers me cortó el paso y me tendía uno.  Le negué con la cabeza e intenté seguir.
-Camon, it’s party Friday!
-No tengo un duro, prueba con otros.-le dije.
-Ah, española. Pero eso no importa, aquí también salimos los viernes, ¿no?
-No este. Puedo esperar a fin de mes, ya están los garitos bastante vistos.
- Pero mujer, este sitio es nuevo y esta de puta madre, además, ya te he dicho que es un chupito gratis.-dijo.
- Ya sé cómo funciona esto, el chupito gratis te lo dan a cambio de unas consumiciones.
- Me has pillado, es verdad… venga vente, mi turno acaba de  terminar y tengo que ir a dejar esto.- zarandeó el montón que no había terminado de repartir. – Y te invito al chupito, que no me gusta tener que engañar a nadie.
Entramos al garito nuevo y le dijo al camarero que nos pusiera algo. Me lo metí para adentro sin terminar de definir bien lo que era. Algo fuerte.
-Ya sabes lo que me ha tocado hacer a mi durante todo el día.-dijo. – Dime que has hecho tú.
-He estado escribiendo.
-¿Eres escritora? Mola.
-Si bueno, algunos dicen que me cortaré las venas tarde o temprano.
El chaval se rió y le hizo un gesto con los dos dedos al camarero. Vino al momento con unos chupitos iguales a los anteriores.
-Yo no quiero ser repartidor de flyers toda la puta vida. Estoy en la universidad. Pero me la tengo que pagar de alguna forma, ya sabes. –dijo.
Seguimos con más rondas mientras seguía hablando de él.
-Entonces ella me dejó y ahora estoy hecho una mierda. Llevo como cuatro meses sin echar un polvo.
- Por eso no te preocupes. –le dije.
- ¿Quieres que follemos?-me preguntó.
-Claro, iremos a tú casa y lo haremos.
-De puta madre.-dijo.
-Además te haré un favor.
-¿A qué te refieres?
-Tengo un don, cada vez que lo hago con un tío vuelve con su ex o encuentra a otra tía -le dije.- Es una mierda de don, pero ahí está.
Ya estábamos lo suficiente borrachos y fuimos a su casa. Le dejé desabrocharme el sujetador. Él me besaba el cuello y me sobaba las tetas sentados en su cama. Me encendí un pitillo y comencé a fumar despacio, tirando la ceniza sobre el suelo de su piso mientras apoyaba mi otra mano sobre su cabeza, que subía y bajaba lamiendo todo. Miraba las paredes de aquella habitación; Una guitarra, posters, libros. Buscando cualquier atisbo de algo que me resultara familiar. Pero allí no había nada.
Agarré su pelo y tiré de él sacándole de entre mis piernas. Le metí la lengua, la trabajé en su boca trazando círculos profundos. Reaccionó poniéndole a todo eso más ganas. Me inclinó sobre la cama quitándome el resto de la ropa. Sacó su polla y me la clavó. Se apoyaba sobre mí, mientras me lo hacía. Sudoroso y caliente. Colocó su cabeza en mi cuello. Yo seguía mirando la pared y dándole caladas al pitillo. Empezó a embestirme más fuerte y supe que se iba a correr. Sacó su polla rápidamente, se la agarró y después de sacudírsela un par de veces me tiró el semen en mi estómago. Mientras me lo limpiaba con su camiseta me di cuenta de que el cigarro se había acabado y tiré la colilla. Quizá ese no fuese el orden en que deberían hacerse las cosas.

Meses después me encontraba bajando las Ramblas cuando me lo encontré con una chica cogido de la mano.
Él me miró, pero no nos paramos a saludarnos. Simplemente me guiñó el ojo y alzó su pulgar.
Era bonito ver que al menos otros lo conseguían. 

LucíaClementine, 27 de marzo de 2013

2 comentarios:

  1. No me gusta esta variante blanco negro, distrae del relato. Pero el relato es muy bueno, la imagen de ella fumando, un tanto indiferente, mientras la follan, y él yendo a lo suyo y hasta siendo precoz nos habla de incomunicación total. No queda sino que pensar, en la última escena, si lo que ella cree de que otros lo consiguen tiene un aire de espejismo, de farsa teniendo en cuenta como se comporta él.Un relato desolador, diría yo, que nos lleva a preguntarnos en qué parametros desenvolvemos nuestra vida, si el abismo es inevitable o lo hacemos inevitable nosotros. En suma, un relato muy jugoso por que hay que felicitarte.

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  2. "Desolador" que dice ender, hay que ver lo exacto que es. Me quedo con la misma imagen, la búsqueda inútil de ella mirando la habitación. Quizá allí no se le había perdido nada a la protagonista, quizá ni siquiera lo necesitaba. Indiferencia, pero en cierto modo ella lo ha buscado al ir. En cierto sentido hasta tiene el tono irónico de darle a él la oportunidad de ser partícipe del don de la protagonista. Una mujer consolador, que se limita a dejarse hacer, sin hacer, a permitir que tengan placer sin que ella lo obtenga. Terriblemente duro, sin duda, pero el relato tiene mucha garra y no cae en tristezas urbanas.

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