PRÓXIMA PUBLICACIÓN: Si el universo no quiere, no vamos a llevarle la contra. Así que estaremos un pequeño periodo de unos 15 días sin publicaciones. Un saludo de Venerdi y Noelia.

1 de abril de 2013

Ausente

Llegué muy cansada del trabajo y me tumbé directamente en la cama. Nada más tumbarme, recordé que el móvil se me había quedado sin batería, así que lo enchufé y lo encendí. Siete llamadas perdidas y un mensaje de texto, todos de Luis. El mensaje decía: “Supongo que te has quedado sin batería. Te espero a las 10. No llegues tarde, por favor.” Después, una dirección.

Miré al reloj. Busqué la dirección en Google Maps. Me daba tiempo a ducharme y ponerme guapa, en coche no tardaría más de cinco minutos en llegar. No sabía si debía ponerme elegante o informal, no sabía a dónde me llevaba, pero Luis era así. Le encantaba darme sorpresas de este tipo y nunca pensaba que elegir la ropa pudiera suponerme un problema. Un simple “ven formal” o “puedes venir en vaqueros” en el mensaje de texto me habrían salvado de muchos comederos de cabeza.

Esta vez me decidí por unos pantalones vaqueros en color rojo y una camisa blanca, con unos zapatos de tacón bien altos.

Llegué a la dirección que me había indicado. Era un pequeño hotel de 4 estrellas a las afueras de Madrid. No sabía si debía esperarle en la entrada o en el restaurante, así que me acerqué a la recepción y pregunté a la chica que estaba allí.

-Luis Delgado me ha citado aquí. ¿Ha dicho algo?

-Sí, tiene la habitación 324. Dejó dicho que fueses allí directamente, aunque creo que él aún no ha llegado.

-Gracias.

Subí a la habitación extrañada. Nunca me había citado en una habitación de hotel, y mucho menos sin estar él presente cuando yo llegase. Subí las tres plantas en el ascensor, fui por el pasillo de la derecha y llamé a la puerta de la habitación. No respondió nadie y abrí la puerta con la tarjeta.

La habitación estaba llena de pétalos de rosa y velas aún apagadas. La minicadena estaba encendida; di al play y comenzó a sonar música romántica. Estaba todo preparado, lo extraño es que él no estuviese allí. Esperé sentada en una esquina de la cama, para no destrozar nada. Diez minutos después empecé a ponerme nerviosa. A la media hora decidí darme una ducha mientras esperaba, para ver si el tiempo así pasaba más deprisa.

Sonó el móvil mientras dejaba caer el agua sobre mi espalda. Salí de la ducha a toda prisa y respondí.

-¿Laura Cobos?

-¿Quién es? –la voz ronca y grave me resultó chocante. Esperaba oír a Luis.

-Le llamo del hospital porque es usted el contacto de emergencias de Luis Delgado. ¿Es correcto?

-¿Qué ha ocurrido?

-No se ponga nerviosa. ¿Era el señor Delgado su marido?

-Mi novio. ¿Era? –mi voz sonó chillona al pronunciar la última palabra.

-Lo siento mucho, señorita. Ha tenido un accidente de tráfico y... ha fallecido.

-...

-¿Señorita? ¿Sigue ahí?

Me di la vuelta para sentarme en la taza del váter. Y entonces lo vi. Con el vaho de la ducha habían aparecido en el espejo las palabras “¿Quieres casarte conmigo?”.

-¿Dónde se encuentra, señorita? Enviaremos una ambulancia a por usted. ¿Sigue ahí?

Colgué el teléfono. No quería una puta ambulancia. Quería a Luis. “Claro que quiero casarme contigo”, susurré.

Noelia. 1 de Abril de 2013.

5 comentarios:

  1. Das los detalles justos como para que el lector se haga una idea muy aproximada a lo que tú tienes en mente, pero dejando a su imaginación ciertos detalles.

    Estas últimamente en una línea de relatos muy emotivos y ciertamente atribulados, algo que suele conectar al lector con el texto mediante lazos muy estrechos, lo que unido a tu forma de escribir, hace que resulten historias con alma propia.

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  2. Me ha encantado, ha conseguido que algo vibre en mi interior...

    Directo, conciso, tremendamente triste y dramático, con final abrupto... resulta bastante impactante, la verdad.

    Bueno, a ver si me voy leyendo poco a poco tus relatos Noelia, y el resto del blog, ¡que tiene muy buena pinta! Y ya sabes que me encantaría hacer una colaboración si fuera posible.

    ¡Un abrazo!

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  3. Joder, qué duro. Y la forma en que llega el mensaje al final, en la fragilidad del vapor del cuarto de baño, en la transparencia engañosa de un espejo. El relato tenía un tono muy elegante, ligero, que se leía bien pero que era introspectivo. De nuevo el motivo del accidente, aunque tratado de otra forma. Realmente ese accidente, en todos tus relatos, significa una pérdida, bien podrían morir por otro caso, o simplemente desaparecer. El final es muy brusco, pero bueno, en sí, el final (en cursiva) supongo que aun en la vejez siempre es algo brusco. Ya sabes, o se está vivo o no se está, y los matices, bueno, los matices dan que pensar. Al final no queda tiempo para el sosiego y deja bastante roto, muy buen relato.

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  4. Sin duda una de las formas más traumáticas de quedarse sin pareja, de esas que marcan. Hay formas y formas de que nos llegue la muerte. Y lo has escrito con una sencillez que hace que te llegue como un jarro de agua fria. El resultado es un relato elegante que cala hondo. Muy bien.

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  5. Al menos...estaba bueno el extraterrestre?

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